Zona de Confort

Vale, lo confieso…no paro quieto, tengo tantos frentes abiertos que tenía el blog algo descuidado y el otro día un amigo me regañó por ello…lo retomo ahora mismo y encima con gusto, adoro mi blog.

¿Qué mejor que retomarlo hablando de la zona de confort? Os puedo asegurar que no se dónde la dejé, últimamente mi vida es un absoluto caos donde desde que me levanto hasta que me acuesto tengo ansiedad mental, por mi mente pasan tropecientas cosas, temas de trabajo, ideas, cabreos…mi coco llega a la cama fundido. Me levanto de mala leche, enfadado y deseando tomarme un café en silencio (cosa difícil si tienes un hijo de 4 años y una mujer que a las 7:30 está ya hiperactiva).

Rompo con esto cuando dejo a mi hijo en el colegio y hasta que llego a la oficina voy con los pods puestos y música. Me gusta ese ratito, son apenas 8 minutos pero me valen.

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Hablo mucho de la zona de confort porque me identifico con este concepto, el NO conformismo, la innovación constante, el querer siempre más. Esto es muy bonito pero a veces te crea un estado de ansiedad que es too much.

Normalmente lo gestiono bien porque corro mucho, o corría. Hace algo más de un mes terminé el maratón de Madrid, el peor hasta la fecha y el último que corro. Fue mi cuarto maratón y sin duda el que peor me ha tratado. Terminé 45 minutos por encima de lo que pensaba, un infierno. Y cuando pones tanta pasión, tanto esfuerzo y al final haces una mezcla entre ridículo y fracaso…no sienta bien. Decidí darme un tiempo y sigo sin ver el final, no me apetece volver a correr, así de claro. Así que lo que antes me servía para combatir el estrés ahora se ha convertido en un foco más de ansiedad. He decidido que no pienso preocuparme, las cosas hay que hacerlas porque nazcan de dentro y de momento a mi volver a correr…no me nace.

Soy muy pasional, esto puede ser bueno y malo. Bueno porque te permite hacer las cosas con ganas de comerte el mundo. Malo porque si las cosas no salen como quieres el golpe es aún más duro.

Pero…¿cuánto hace que no repasamos nuestra vida? Realmente…¿merece la pena vivir en esta zona de NO confort permanente? No lo tengo claro. Con 38 años y todos los tortazos que me ha dado la vida me debato entre estar tranquilo o seguir liándome la manta a la cabeza. Pero soy inquieto, no puedo evitar estar activo, con el coco a 120 kms/hora, con ideas, mensajes, llamadas…creo que la marca «Nolotil» debería nombrarme hijo predilecto.

No valgo para correr por diversión, quiero ir rápido, ser competitivo, no quedarme el último del grupo de entrenamiento. No valgo para correr porque sí, quiero hacer kilómetros, o sentirme bien o notar que aún puedo hacer cosas a pesar de mis continuas molestias, debates internos, etc.

No valgo para hacer un trabajo repetitivo, necesito retos. Nunca he querido un trabajo de sota, caballo y rey…siempre he perseguido ser un referente, tener cierto grado de éxito profesional, un respeto…igual es fallo mio pero lo cierto es que últimamente toda la gente con la que hablo vive en una batalla de egos continua, parece que todo el mundo se esfuerza en que quede claro que tiene mejor puesto que tú, que vive mejor que tú, que gana más que tú y que en su empresa está mucho mejor valorado que tú. Curioso porque nadie tiene un segundo para preguntarte «y tú, ¿a qué te dedicas?». No interesa, hemos perdido el gusto por la conversación, dominamos los monólogos donde el mensaje rey es «soy mejor que tu». Y aquí el sector femenino debería reflexionar, porque las charlas entre amigas son del tipo «mi marido llega a las 9 de la noche reventado el pobre» o «este sábado no podemos llegar porque mi marido tiene una reunión internacional por skype y tiene que estar muy concentrado». A saber el motivo por el que salen de trabajar a las 9….me conozco más de uno que sale a las 7 y en vez de skypes tiene cañas con los amigos… Tu mujer curra mucho más que tú y encima cree que es al revés, en fin….

En cambio los normalitos, los que intentamos dejar de trabajar a las 7 para dar una vuelta, bañar al niño, hacer la cena y vivir en familia somos los que a ojos de la gente casi no tenemos mérito. Claro, como no estamos todo el día fuera de casa…no trabajamos lo suficiente ni tenemos tantos motivos por los que ser admirados. Y esto desemboca en que esa zona de no confort se acrecenta, queremos más, queremos estar a la altura de los supermaridos mega ocupados porque son dios…y creo que nos equivocamos.

Y otras veces no existe ese factor «super marido» pero la sociedad mata a los mediocres, todo el mundo quiere sobresalir y muchas veces se desea esto a cualquier precio.

Os dejo el debate, independientemente de optar al premio de marido del año…¿renta salir de la zona de confort?. Un abrazo a tutti!!

2 comentarios en “Zona de Confort

  1. Amigo, parece q la vida nos pone en diatribas similares.
    Yo ya sabes q soy un poco como tú, aunque confieso q con los años las cosas me afectan menos.
    Me pasó cómo a ti después de Sevilla (eso es un fracaso y no el tuyo) y ahora mismo he recuperado las ganas de al menos salir a correr, sin presión…en diciembre haré Valencia, mi mujer me ha liado y se lo agradezco, era el empujón que necesitaba.
    A ti te llegará tarde o temprano esa motivación y sino llega, bien tb.
    En el curro soy la mosca cojinetes…el culo inquieto…el Pepito grillo…cero agradecimiento y muchos dolores de cabeza, cada día peor…todos los días digo q voy a pasar del tema… pero no puedo…me duele el dinero público como lo q es … mío propio.
    Creo q nosotros no nacimos para estar bien… nacimos para estar mal y que el resto se plantee porque están tan bien.
    Hay q vivir con ello…. siempre pensaba q un día la vida me recompensará… salvo por mi mujer y mis hijos, dudo q algún día lo haga…pero hay q aprender a vivir con ello o te vuelves loco

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